jueves, mayo 01, 2008

Golden Boys de los Noventa (Parte 2)

Son las 7 de la mañana de un día de invierno en pleno Julio, yo parado a la intemperie en la cola para sacar el pasaporte. Tengo frió y la nariz roja como la de un payaso, estoy allí parado por que en el trabajo me mandaron a sacarlo de alguna manera quisiera viajar al exterior para al menos conocer la sensación de estar arriba de un avión. No hay nadie conocido y los que me rodean están con cara de dormidos y somnolientos, entonces mi mente se comienza a despertar y me acuerdo de esos días en los noventas cuando a mi viejo los padres de mis compañeros de escuela lo contactaban para agilizarle el mismo tramite que yo estaba haciendo por que usualmente en menos de dos semanas se iban a Disney, Nueva York o Punta Cana y se habían olvidado de tramitar dicho documento. Entonces mi padre movía sus contactos haciendo que en menos de una semana y pidiendo hablar con tal o cual mis compañeros de escuela obtenían sus pasaportes. Allí estaba yo haciendo la cola y tomando un frió de aquellos y sin ningún privilegio...


Nunca tuve demasiado, siempre luche demasiado. En los noventa yo era feliz pasando las noches de sábado leyendo libros que sacaba de la biblioteca de Arthur Hailey, Isabel Allende y Garcia Marquez, mientras los Golden Boys de mis compañeros salían a bailar luego llegaría el lunes y las charlas girarían entorno a la salida del sábado obviamente yo estaría en silencio. Luego los eternos veranos cultivando mis naranjas, leyendo y limpiando la pileta de mi casa mientras los Golden Boys vacacionaban en Pinamar o Punta del Este, o pasaban las tardes en el exclusivo club a orillas del río. Recuerdo el verano del ’96 cuando decidí que de Enero a Febrero no me iba a ver nadie y así lo hice recluyendo en mi casa programando en Visual Basic 4.0 El regreso a clases después de ese verano fue groso había pasado de los 100 kgs de peso a los 80 kgs, nadie lo noto y solo se hablo del viaje a Disney que hicieron 10 de los Golden Boys.


De nueve años a esta parte que me he alejado de aquellos Golden Boys he continuado con muchas de mis actividades como la de leer mucho, aunque ya no únicamente novelas llenas de vidas que me encantaría tener (en especial las de Arthur Hailey), hacer ejercicio y aprender cosas nuevas todo el tiempo. Pero de alguna forma veo que los Golden Boys siguen siendo ellos y por más que me esfuerce siempre seré el chico callado, analítico y sin las suficientes posibilidades para triunfar. Quizás mi eterno silencio, mi carácter frío, mi buena predisposición para hacer cualquier tarea y mi autosuficiencia (impuesta, aprendida y propia) me lleva a todo esto...