
Nos conocimos unos días antes de mis vacaciones en Mendoza y durante ellas mantuvimos contacto principalmente por mensajes SMS. Luego a mi llegada nos volvimos a ver y ahora le tocaba a él irse de vacaciones a Punta del Este. No se fue de Rosario sin antes pedirme fidelidad y ahí me conquisto. Quizás desde un primer momento no pude ver en él lo aferrado a las cosas materiales que era, ni tampoco su falta de inteligencia y madurez para encontrar en esas cosas materiales algo de emoción. Tenia un auto y diez años de permanencia en esta ciudad pero sabia como llegar a algún lado, podía viajar en avión pero ellos lo aterrorizaban y necesitaba pastillas para el viaje, tiene un departamento propio en un noveno piso pero le aterra la altura, entre tantas ironías de su vida. Quizás nunca tuvo las suficientes experiencias en la vida como para realmente vivirla, en otras palabras y volviendo al concepto de “lacra de sistemas” no tiene vida.
Fui ciego y sordo a todas esas cosas que analizaba y concluía (MALDITA COSTUMBRE DE LACRAS DE SISTEMAS COMO YO), por que como dije antes quizás podría cambiarlas en algún momento y me abrí, fui vulnerable para él sin darme cuenta que para él estaba siendo un objeto más en su vida y mientras tanto me creí que había algún tipo de lazo afectivo entre nosotros dos. Pasaron los días y allí estaba cenando con él en su cumpleaños número treinta, luego una hermosa película hasta que en la mitad se corto la luz. Nos quedamos un rato a oscuras y cuando era evidente que la energía eléctrica no volvería a su departamento de U$S 100000 en toda la noche y asi fue como se transformo en una irritable criatura de 5 años, llorando por que no dormiría con aire acondicionado esa noche. En tal patética actitud fue que lo vi por ultima vez, pues una semana después rompió el silencio y me dijo por chat que ya no quería salir más conmigo…